COMO EN UN DÉJÀ VU
El prontuario contra Santos se centra en que fue subalterno de Uribe y sí, Santos fue el artífice del partido de la U y fue el peldaño necesario e imprescindible para que Uribe montara en el caballo del poder y fue su ministro de defensa y del conteo de cadáveres que fueron los macabros falsos positivos y vio pasar, bien tapadas las ollas podridas…y luego de que Uribito no pudo ser y de que una merecida nube negra lo cubrió, a Uribe le toco, a regañadientes hacer el mismo papel, devolver el favor…como en un déjà vu…
Uribe fue el peldaño necesario e imprescindible para que Santos llegara
al poder…pero los temores que se veían en los ojos calculadores
de Uribe se cumplieron, Santos no era el perfecto títere…después
de todo era un Santos; motivo por el cual no permitió que Pachito fuera
el elegido, pues a perro viejo no lo capan dos veces…
Santos por fin llego al poder, luego de un largo y maquiavélico camino,
teniendo que mantener el sapo de Uribe en la boca por años, sin tragarlo…
y sin que su cara reflejara ningún gesto de rechazo y mucho menos de
asco…
Pero escupió el sapo…el conjuro terminó y Uribe sintió
una puñalada en su corazón grande.
Por no haberse tragado el sapo lo odian los peones de Uribe y por haber mantenido
el sapo, por tanto tiempo, es digno de toda desconfianza por los que queriendo
la paz, están dispuestos a darle la ventaja, al hoy sí, perfecto
títere.
Este es un país sin memoria a corto plazo, a todos se les olvida el
creciente abuso, que hubiera seguido cooptando todos los poderes, en un tercer
mandato o en un buen cuerpo ajeno.
Sí, Santos fue el mejor uribista, pero al llegar al poder no se trago
el sapo, y el país cambio… para poner solo un ejemplo…el
periodista Hollman Morris pudo volver del exilio y hacer una estupenda labor
en Canal Capital, donde caben todas las visiones de una Colombia múltiple,
compleja, contradictoria, creativa, laica, moderna y más democrática.
La política y el poder es un lodo denso del que no se sale limpio…pero
más allá de purismos ideológicos hay que optar por los
más indefensos, son ellos… los que no pueden defenderse…
los que han sufrido la infamia de la violencia política en Colombia.
La disyuntiva es clara: continuar una alternativa posible de cambiar las cargas
y comenzar la pacificación o reactivar los actores de la mafia armada
que ha depredado y dominado este país.