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My art work does not seek unity in style nor is painting its only médium. It is iconoclastic and ecclectic. A polyphormic space where creativity springs from the techincal médium and subject matter best proportioned to its vital force.

Correspondence between médium and subject matter is basic: the médium must attract the theme so as to reveal its sense from the center outwards, organically. As in gestation.


 

SIGNALS IN THE SKY SERIES
IMAGINARY JUNGLE SERIE
LAST EVENTS
PHOTOGRAPHY
TOMBS FOR WINGLESS CHERUB SERIES
MEMOMORABLE LOVERS SERIES
EROTICA

 

 

GILBERTO CERON CORREA

Pintor multidimensional

 

 

Ya se ha cumplido el cuarto de siglo desde que Cerón inicio su itinerario personal en el mundo del arte. Un tiempo más que suficiente para esbozar una guía de urgencia que explique la voluntad de una obra en marcha, expuesta al equívoco de parecer, a quien se niega a mirarla como un todo, vacilante y desmembrada.

 

En 1977 se lanzó a la búsqueda de su identidad con una exposición en la Luis Ángel Arango, a la que llamó, no sin gotas de patético humor,” Tumbas para querubines ápteros” . La idea freudiana que es necesario llegar hasta el fondo de sí mismo para hallar la matriz de lo simbólico era la primera certeza. Con ella, el deber cultural de traer a visión la aflictiva aventura del espíritu, y lograrlo mediante las correspondencias que alumbra la imponente faz del paisaje andino. De ahí que el color que toma la sabana, el dibujo del árbol en la brisa o la huella que persiste en la arena del camino, bien pudieran ser la escritura, acaso adivinada, de un gesto remoto que se esfuma en la memoria.

 

Tuvo, en la década de los setenta, el cuadro en gran formato como referencia, pero al comienzo de la siguiente empezó a interesarse en la miniatura heterodoxa. La denomino así para caracterizar tanto su técnica como su temática. El retrato en miniatura se convertía en manos de Cerón en una traviesa maquinación de propaganda erótica y descarado humorismo. Pequeña aventura que nos encanta y nos alerta, pues en 1985 la vemos converger, con otro soporte y otra técnica, en la serie bautizada con el nombre de Breves historias de amor y muerte ante el espejo”.

 

Una lectura, a primera vista, de toda la obra de Cerón demostraría hasta que punto ha roto el prejuicio de que la solidez de un artista consiste en lograr un estilo que sea reconocido por todos como una forma inconfundible. En realidad, después de la lección de Picasso está claro que un estilo no tiene por qué ser lo mismo que un esquema constante de cualidades formales. La lectura de la obra de Cerón prueba que la lección del maestro ha sido bien asimilada, pus si hay un rasgo que la define por encima de todos es el de la alternatividad. En concreto, los temas y las formas no quedan atrás, superadas, sino que vuelven a asomarse en cada fase de su marcha.

 

Se ha dicho que la cronología de un pintor resulta ser más temperamental que temporal. Nada hay de extraño en que un motivo aparezca hoy y se esfume mañana para reaparecer de nuevo. Pero sí tiene algo de particular que el juego afecte al principio mismo del modo de representación. El ejemplo que mejor lo ilustra es la variante que hace Cerón con la idea espacial del “cuadro dentro del cuadro”. Esta estructura, en torno a cuyo eje giraba el sistema de la serie “Tumbas para querubines ápteros” , es recuperada por otra, de 1990, la titulada “ Ante el espejo ”, empero con una diferencia notabilísima: del lenguaje abstracto de entonces se ha saltado ahora a lo figurativo. Causa es ésta, a mi parecer, de que a primera vista el conjunto de la obra de Cerón ofrezca la impresión de ser un artista que avanza en pos de su meta a saltos, como en el juego de la rayuela.

 

La oscilación entre figuración y abstracción no es la única manifestación del rasgo de alternatividad; también se hace patente en la entonación psicológica de las formas y los colores. Los cuadros de la serie “Ante el espejo”, todos ellos en torno al leit-motiv del pintor y la modelo en el taller, son de una racionalidad tan calculada que hiela la sangre, y nos hace añorar la época de una búsqueda más cálida y poética. Añoranza que parece presentir el propio artista, puesto que, a raíz de un calendario hecho por encargo, en 1988, pinta en 1990 la espléndida serie titulada “ La selva imaginaria ”, un trabajo que, recuperando el principio estructurante del “cuadro dentro del cuadro”, propone un color de gran vitalidad en un entorno nocturno y evocador de gratos ensueños. Nada más natural por otra parte, que un artista que no ha pisado jamás la selva, y que la sueña dentro de las cuatro paredes de su estudio de Bogotá, a partir de fotografías o de benévolos testigos.

 

El hacer cosas diferentes en paralelo supongo que es una de las habilidades mayores de Cerón. Al tiempo que construye unos cuadros con ideas racionales, elabora otros con ideas animistas. Como los pueblos primitivos, o algunos poetas civilizados, pone en árboles, ríos, nubes y montañas formas de hombre y mujer que revelan, en lucha o reposo, un contenido erótico, o que sugieren, en medio del ensueño, una visión propia de la infancia. De aquí en adelante queda claro que cuando Cerón aprehende la realidad, con la materia y la energía, con la naturaleza y la cultura, con todas sus maravillas y amenazas, se refiere a los dos principios que para él informan todo, lo femenino y lo masculino.

 

Por una curiosa evolución, de raíces biográficas, la serie mencionada , Amantes , deriva hacia otra que llamó “ Amantes memorables”, 1992. Se trata de una narración basada en el famoso díptico de Piero della Francesca, con los monumentales perfiles de los cónyuges Federico de Montefeltro y Batista Sforza. Pienso que la potencia de estas imágenes procede de su aproximación al arquetipo según lo había entendido Platón Sin embargo, Cerón se aproxima al modelo perfecto y trascendente con la ciencia de Jung y la ironía postmoderna. La fusión del inconsciente colectivo y la mirada irónica al pasado origina unas imágenes que son el reflejo de nuestra identidad deshaciéndose en un espejo grotesco. Con razón dice Cerón: “ En el espejo de la deconstrucción contemporánea los fragmentos se confunden, las parejas-arquetipo mutan sus rostros en fuga incesante…y así como en el Renacimiento, reinventamos los mitos para de nuevo reconocernos”.

 

Al finalizar nuestro breve recorrido por la obra de Cerón llegamos a la interesante perspectiva que nos plantea la última fase de su trabajo, la que el artista nombra “Arte- experiencia”, y que afecta a su recepción por la sociedad. En la cacería del huidizo espectador, ninguna estrategia mejor que la de meterle en la obra en cuerpo y, ojalá también en alma, para mejorarle ambos. Avivar la conciencia dormida y remover el letargo de las vísceras es lo que pretende mediante el diseño y realización de propuestas conceptuales e interdisciplinarias de carácter grupal, con las que la pintura deviene instalación. Un ambicioso proceso de crecimiento que culmina, con ayuda de la poesía, en la instalación de Cali, 2003, Bogotá e Ibague 2004, llamada “ Del edicto de Etreum”

 

Carlos Ma. Ramírez Aissa.

 

 

 

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