2004

 

DEL EDICTO DE ETREUM
-Instalación-
2004 - Centro Cultural Confandi - Cali. Colombia.

Cali, Enero 29-Febrero 21,2004
Cali, Colombia

 

DEL EDICTO DE ETREUM
-Instalación-
2004 - Galería La Pared - Bogotá. Colombia.

Bogotá, Marzo 4-27, 2004

 

 
       Todo es viviente, lo que llamamos
  “muerte” es una   abstracción       
David Bohm
Gilberto Cerón al plantear esta instalación, recurre a lo tridimensional para lograr un espacio envolvente que no solamente involucre al espectador activamente, sino que obedezca a su intención de crear un ámbito real dentro del cual se desarrolle el rito de la vida-muerte: Eros y Tánatos en una eterna danza, donde el uno se apoya en el otro para dar existencia al milagro de la creación universal.
 
Tres módulos flotantes de siete caras cada uno constituyen la esencia de la propuesta basada en los poemas de Orietta Lozano. El primero es Tánatos que corresponde al poema “El cordero de la muerte”, el tercero es Eros que presenta el poema “La marcha del deseo” y entre los dos como tensión de equilibrio, está el módulo del infinito con el poema “El solar de la pasión”.
Se completa la instalación con un módulo de tres caras como proemio, diez paneles colgantes y a los costados fotografías digitales. El motor de esta ceremonia es el asistente, pues al desplazarse entre los velos les da movimiento y así se integra a la danza.
 
Con certero empleo de la materia plástica pone en concierto elementos pictóricos, fotográficos y textos poéticos para desarrollar su ritual.
 
Sobre telas translúcidas, que recuerdan los velos de Maya , aparecen las imágenes patéticas, dramáticas y por momentos poéticas que en su constante flotar, hacen sentir el circular transcurso de la existencia. La factura de los paneles colgantes obedecen a la ceremonia misma del ritual. Pintura de acción, trazos expresionistas, huellas del cuerpo entintado del artista, constituyen la constancia del oficio que se esta presenciando.

Esta obra por su planteamiento y estructura va más allá de lo estático de la pintura y crea la sensación de un movimiento constante. El espacio arquitectónico que ocupa, se convierte en el templo donde se realiza la ceremonia del proceso universal y el tiempo se manifiesta como el eterno instante.

EDGAR CORREAL  

 

 

DEL EDICTO DE ETREUM
-Instalación-
2004 - Corporación Museo del Tolima. M.A.T - Ibague. Colombia.

Ibague, Junio 22- Julio 25, 2004

 

 
       Todo es viviente, lo que llamamos
  “muerte” es una   abstracción       
David Bohm
El proceso creativo de Gilberto Cerón se viene desarrollando desde hace muchos años en forma circular, es decir, que no transcurre linealmente sino que siempre está involucrando sus encuentros y aciertos anteriores con los nuevos enfoques y medios que su permanente investigación le ponen al alcance. Mas que una perspectiva su obra nos deja ver un desarrollo orbital cuyo eje central es su aproximación intuitiva a la vida como principio mágico del ser, al amor, al deseo y como equilibrante fundamental, el inexorable paso de tiempo, la destrucción y la muerte. Los elementos que emplea, a parte de su sensibilidad poética, son todos aquellos medios plásticos que responden a la mejor manifestación de la intención creativa y a su necesidad de expresión. Son la cerámica, el dibujo, la pintura, la talla, la fotografía, la escultura, elementos a los que recurre con gran acierto para dejar en el arte la huella de su mundo surrealista y mágico. Su oficio no se restringe a los medios tradicionales de elaboración sino que involucra también, materia orgánica, elementos de deshecho y lo mas nuevo de materiales y procesos industriales. Su calidad de artista lo llevan a transformar todo lo que esté a su alcance para manifestarse.
 
Gilberto Cerón al plantear esta instalación, “ Del edicto de Etreum ”, tiene en cuenta el espacio arquitectónico que la alberga para transformarlo en un lugar de ritual que involucre al espectador activamente, y que obedezca a su intención de crear un ámbito real dentro del cual se desarrolle el rito de la vida-muerte: Eros y Tánatos en una eterna danza, en la que el uno se apoya en el otro para dar existencia al milagro de la creación universal.
Un trígono colgante se presenta como el módulo inicial que da origen a la propuesta. En él se debaten en sus tres caras, las energías de la materia en conjunción con los elementos esenciales de la formación, un poema flota en el interior de una de ellas y la da nombre al elemento: “Gira-vientos”. Luego, como el sendero de la vida, nueve paneles flotantes con imágenes de las energías del hombre, la mujer y la vegetación, constituyen “Los árboles del Paraíso” que forman un laberinto que conduce a tres módulos flotantes y giratorios, de siete caras cada uno, parte central de la propuesta que tiene como basamento de inspiración los poemas de Orietta Lozano. El central llamado “La marcha del deseo”, exteriormente muestra dibujados lineamientos elementales y preformas que son las estructuras de los seres complejos que se desarrollan en su interior. El soporte traslúcido de las telas permite que al ser pintadas por ambos lados, las imágenes de ambas caras se influyan recíprocamente. Uno de los lados de este eptágono está dividida en dos secciones, en una de ellas aparece la imagen del hombre y en la otra la mujer que se constituyen en la puerta de entrada a este penetrable. En el interior hay una frondosa vegetación y en el centro un pendiente con el árbol de la vida. Al lado de este módulo, pende otro similar titulado “El codero de la muerte” en donde Tánatos ejecuta su danza encarnando y desencarnando y dejando como constancia la huella de su permanente accionar. Este módulo es el mas dinámico pues la ejecución pictórica se ha plasmado por medio de huellas dejadas por el cuerpo entintado, por fuertes pinceladas expresionistas y salpicaduras de pintura de acción. El pendiente central, eje de este ambiente, presenta fotografías que plasman un rito gestual de gran fuerza y expresión que evoca por momentos un oficio chamánico. La transparencia de las telas hace que el espectador perciba al mismo tiempo el movimiento, la encarnación y la estructura de los cuerpos que danzan al girar el módulo en su entorno. El tercero de estos heptágonos giratorios se llama “El solar de la pasión” en donde se presenta la máquina del universo que transcurre en nuestro entorno como gran reloj que no sólo pauta el tiempo sino que se hace escenario de la creación donde transcurre la existencia, influida por la energía de sus mecanismos y la magia de sus constelaciones, produciendo una gran sinfonía universal.
Sobre los muros completan esta instalación las fotografías digitales que ha hecho el artista con autorretratos, en donde evoca los momentos chamánicos de la creación y se constituye así en el oficiante de la ceremonia. Como imagen soporte está una mano, la mano izquierda del artista que es el icono de su identificación. Mano que como manifestación del hemisferio derecho del cerebro representa la creatividad; está estigmatizada en su centro por un ojo que algunas veces se repite en las yemas de los dedos auscultando el caos original, percibiendo los mitos y ritos de lo creado. Estas fotografías de factura digital, están construidas concienzudamente para lograr las imágenes requeridas, fundiendo, duplicando, interpolando, aplicando texturas y colores para conferirles la fuerza y efectividad necesaria para hacerlas convincentes. El material fotográfico es manejado de forma pictórica y presenta como resultado la secuencia del ritual.
 
El motor de esta ceremonia es el asistente, pues al penetrar en los módulos y desplazares entre las telas, les da el movimiento giratorio, haciéndose partícipe y cómplice al integrarse en la danza.
 

Esta obra por su planteamiento y estructura va más allá de lo formulado y estático creando la sensación de un movimiento constante. El espacio arquitectónico que ocupa, se convierte en el templo donde se realiza constantemente la ceremonia del proceso de la creación universal y el tiempo se manifiesta como el eterno instante.

Edgar Correal
03 – 25 –04