-SEMILLA PRIMERA

Empezamos siendo
apenas un latido leve,
una brizna de calor
que se rodea lentamente
de si misma,
un punto que se expande
y reconforma exactamente
lo que seremos.

El tiempo es una sucesión de grandes acontecimientos,
somos la gestación y lo gestado
el origen y el futuro ya pasado
la razón del orden al servicio
del ser,
a cada instante vivísimo.

Tal vez nunca volveremos a ser tan importantes.

Gravitando en agua de nosotros mismos
empezamos a movernos.

Nacemos,
y esta puede ser nuestra primera sensación de la caída.

La lengua del agua se desangra
en un vértigo sin fondo.

Nacemos,
a nuestra primera porción de olvido.
Separados somos diferentes.

Nacemos,
solos como el grito
solos a la primera noche del cosmos,
solos y solo queremos volver
a ser la semilla primera
la única,
la que se conserva cuando todo termina.

Sí…
Es el sabor de la ruptura;
hemos abandonado la casa del fuego
a la intemperie del amor
el libre albedrío nos señala
y un nombre tatuado en la frente
nos delata.

La inocencia flor tenue, nos es arrebatada.

Inocencia de nuestras manos como estrellas pequeñas
que buscan en la penumbra la luz de un rostro,
que sonríe a calor de sol
y nos confirma por un instante lo absoluto.

Inocencia,
con la que unimos los cuernos de los unicornios
en las noches sin luna.

Con la que vemos los seres de lumen y ceniza
que incandescentes,
pueblan los bosques de niebla.

Inocencia que nos revela
en los espejos del agua,
los mil y un cantos
de sirena
con ella sabemos escuchar
las piedras del camino
y sus rudas advertencias:

Llegaran heladas las aguas e indómitas
a romper los abrazos en abismos,
los ojos del fuego mirarán de frente,
con su boca de ceniza
y será la sombra,
la que crezca entre los huesos
hasta alomarse en peñascos de dolor;
es el pavor,
detrás de los ojos quien guía,
los cuerpos que insomnes,
pueblan las ciudades.

El péndulo del cielo y de la tierra se detiene.

Los dioses con sus infinitos rostros huirán,
entre la estela que brilla
es el fin del fin,
en el estruendo sordo
ya no existe la muerte.

Devastada la vida cerrará sus ojos.

La doncella hermosa espera
que el misterio en lo profundo,
preñe y venza lo imposible.

Se detendrán los oscuros cataclismos,
con sus enormes ojos nada respira.



-AGUA LUSTRAL

Somos la más peligrosa forma de la gracia.

Ya estábamos en la redondez vacía de la nada,
en la grácil curva de la piedra,
en la hondura feraz de la caverna;
somos el arco y su impulso,
todo cae a nuestro peso de astro gigantesco,
nada escapa a nuestro magnético fragor.

Dadoras generosas fuimos coronadas
y nuestras tierras trémulas
como un cuerpo infinito
que se inmola en alimento,
a los que reptan, vuelan o caminan
fué entonces, por todos aclamado.

Como la flor de la abundancia
este tiempo es recordado,
fuimos la única, la más pura forma;
por los cofines no existía un dios,
solo estaba ella,
y su palabra era semilla
que brotaba como hierba fresca,
en el jardín tibio de su cuerpo.

Pero con nuestros ojos atónitos,
negadas,
vimos rodar nuestra gracia
y obligadas a subir la cuesta del olvido,
aceptamos vestir nuestra riqueza con harapos.

Voraces ejércitos de cínicos avaros
burdos manoseadores de flores del paraíso
de ineptos penetrantes
hozadores de miasma y carroña
han vaciado nuestro cuerpo fragante
y devorado como tozudos cerdos
las más delicadas joyas:

Nuestra caricia líquida al amanecer;
el sabor a beso en la mirada;
la curva de la cadera en las mejillas;
el palpitar de unos labios dorados;
y en la noche vulvar
el dulzor de pezón que abre el ansia,
de una boca infinita.

Estos gestos del horror en el rostro
que deambulan siniestros territorios,
mientras mascan y escupen sus propios dientes,
no saben que hemos despertado.

Ya vemos nítido nuestro rostro de alba,
de rosa azucena
azahar y agua fresca,
agua azul del día luminoso,
púrpura y densa agua de la ira,
irisada agua que desea,
agua negra,
yerta agua de luna muerta,
circular y vaporosa del pantano,
agua del presagio,
fértil agua del ardor,
agua nítida casi blanca
entre las manos que esperan,
agua del temor que se esconde
y precipita,
agua del terror sobre la espalda
agua de la oblicua culpa
agua de la espina
agua sorda
agua sobre el rostro de los muertos,
agua viva,
sobre el espejo de la vida.

Somos el agua que lava las heridas
el agua que repara
que abraza
y cálida
hace la forma de tu cuerpo
siempre nuevo.


-TRIO DE VOCES PARA CONJURAR LA SOMBRA

Lo Inocente:



Como las arenas minuciosas e indefensas
desnuda semilla del árbol poderoso,
del agua al fuego en medio de la ira;
somos el abandono en el desierto.

Las miradas nos devoran como bestias.

 

 

Lo Fuerte:


Nada debemos.

Todo se ha lavado en agua viva
fresco manantial naciente
en los pechos de las vírgenes.

Está saldada la deuda,
con los inocentes devorados
entre ovaciones
traidores y enemigos.

Ya todo se ha pagado
en suficientes despojos y tesoros relucientes.

¿Qué más quieren?...

Ya el corazón es una dura piedra
sobre la que todos han edificado sus palacios.

¡Todos de nuestras mano generosa han comido¡

 


Lo Suave:


Nada sabemos pero todo lo hemos visto.

 

 

Lo Inocente:


Habla que nuestro cuerpo es pequeño y hace frío.

 


Lo Fuerte:


De una vez y por todas,
con nuestras manos en sudor y sangre
no hemos evitado nada y somos un viento que todo lo arrasa.

 


Lo Suave:


Una diosa generosa y fértil nace.

Reinará y será cruelmente desmembrada.

-Sus pedazos aún reptan por el polvo-.

El impostor, él que todo lo suplanta
oculta sus despojos, dispone de sus huesos
escribe interminables libros con su sangre
seduce con su voz de luna y de cuchillo
y en la larga noche se oculta en sus cabellos.

 

 

Lo Inocente:


¡Sí …Todo así, ha sido¡

Nosotros los últimos lo sabemos,
los sin rumbo
hemos escuchado su sangre
los de la mano de semilla
extendida al vacío como boca de lobo,
los sin tiempo sabemos del resonar del eco
en la noche yerta y cerrada como un puño
y desnudos reiteramos esta voz de vientre y de consuelo,
vestidos por su carne su corazón no miente.

Somos su entraña que palpita.

 

 

Lo Fuerte:


Ahora todo depende de los otros…

La inocencia es un niño que tirita
en medio de la ira;
la intimidad un ojo de pez que lo ve todo,
su boca inmaculada los señala y los culpa.

La libertad será la piedra que los sepulte.

¿O acaso desnudos no nacen,
como expósitas criaturas de escarnio y vergüenza?

¿O es que no se ocultan …?

¿Y para que reproducir esta letal presencia?

¡Arrogante peligro!

¡Nada! ¡Nada¡ ¡Nada¡

¡Quien tire la primera piedra será su propia víctima¡

 

 


Lo Suave:


A todos los recuerdo.

Sus bufidos infectan mi sueño,
mientras osan
penetrar el lumen de mi entraña.

¡Gárgolas impostoras¡

Detrás de una máscara
otra más, y otra y otra.

¡Pero los reconozco¡

Por la caverna de mi cuerpo
sus toscas alabanzas
encienden el altar del hedor y la mentira,
por los reductos de mi sangre,
al impostor, su dios
inmolan el nácar de mi carne de diosa.

Todos rasgaron mi brocado de nieve y de rocío.

!Que nadie se oculte!

Mezquinos contadores de oro
estíticos sabios del poder del horror
pobres inventores de víctimas.

¡Por fin la hora ha llegado¡

¡Que nadie de un paso adelante¡

Su virtud no los protege ahora.

Están en su propio juego acorralados.


-CORO PARA CELEBRAR LA LUZ


Todos hemos cruzado el umbral del fuego
sobre una diminuta estrella de semen y ceniza,
somos este tiempo del universo encarnado
que desde la nada nos habla:

Todos somos uno y somos todos
los que la vida cruzamos leves en fugaces olas,
todos somos uno y somos todos
de infinitas formas e incontables voces,
voces fuertes,
voces leves,
estrépitos inaudibles,
invisibles sonidos,
abismales presencias
del plasma de la vida que se esparce
y minuciosa,
se manifiesta en las múltiples bocas,
voluptuosa,
todos somos uno y somos todos,
los que a diario revelamos
la gloria en la congoja,
el gozo en el horror.

Somos la lanza del deseo
fervor que renace como el ave de ceniza,
que al sol retorna día a día
y es la misma,
que morirá esta noche, para volver a confirmarnos:

¡TODOS SOMOS UNO Y SOMOS TODOS¡
¡TODOS SOMOS UNO Y SOMOS TODOS¡
¡TODOS SOMOS UNO Y SOMOS TODOS¡.